Los riesgos de los neumáticos en verano. Cómo evitarlos

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Sí, sí. El veranito ha llegado. Se nota por el sol, el calor, los carteles de los helados, las calles inundadas de shorts, las terrazas repletas de cervezas, las grandes ciudades desiertas, las piscinas a tope… Y las sorpresas con las ruedas.

Una experiencia reciente…

Me explico. Hace un par de días, caminando por la calle a eso de las nueve de la tarde (minuto arriba, minuto abajo) cuando iba a cruzar un paso de peatones el sonido de una “mini-explosión” (perdonadme, no sé cómo describirlo mejor, salvo diciendo que fue como un “¡Plooofff!”) sacó a mi cerebro de uno de esos pensamientos absurdos que todos tenemos cuando caminamos en modo autómata (y que, luego, nunca recordamos, por cierto). Giré la cabeza a mi alrededor pero, en ese instante, no había nadie en la calle (un efecto del verano, ya sabéis…)

Acto seguido una especie de silbido repentino me paralizó totalmente. “¿Qué demonios es esto?”, pensé. No tenía ni idea. Volví a girarme. Nada. Al otro lado del paso de cebra había un contenedor y le dediqué una sonrisa asesina de esas que dicen muchas cosas y ninguna de ellas agradable. En ese momento creí que algún chaval había lanzado un petardo o algún artefacto similar dentro. “¡Qué graciosillo!”, mascullaba. Pero no. Entonces me di cuenta de que el coche que estaba al lado comenzaba a bajar sobre una de sus ruedas.

Los problemas con los neumáticos

Tanto misterio y… ¡era un neumático! Lo más probable es que se tratara de un reventón, un incidente que junto con el pinchazo ocurre, sobre todo, en verano por dos razones. Por un lado, porque en algunos lugares, el asfalto por el que circulamos al volante puede llegar a superar los 70 ºC, una temperatura cuyo principal efecto es aumentar su desgaste. Por el otro, porque si la presión es 0,5 atmósferas menor de lo indicado, se triplica la posibilidad de sufrirlo.

Revisar, cambiar y ajustar, algunas de las claves

Por ello, para que te evites pasar por un circo similar al de quien escribe y, sobre todo, para que no te ocurra con tu coche (es muy peligroso si sucede cuando vas circulando), te detallamos 5 claves básicas. ¡Fíjate!

1. Revisa las ruedas tú mismo

Debes observar la profundidad del dibujo de la banda de rodadura. Recuerda que el grosor mínimo legal es de 1,6 mm y que siempre debe haber un margen entre el indicador y la parte exterior del neumático. Si ves que ya se ha gastado y que están al mismo nivel, no esperes más: ha llegado la hora de sustituir los neumáticos. Sobre todo, si te vas de viaje.

2. La presión, fundamental

Has de comprobar cuál es la presión recomendada por el fabricante del coche para evitar problemas y prolongar su vida útil. Eso sí, recuerda llevar a cabo esta operación siempre en frío, porque si las ruedas están calientes el aire se expandirá y puedes conseguir una presión inexacta.

3. ¿Están desgastados o dañados?

Comprueba si presentan cortes, rasguños o abrasiones puesto que pueden empeorar durante un viaje. Además, los neumáticos dañados o desgastados son propensos a reventar cuando el coche está en circulación, por lo que si tienes dudas consúltalo en tu taller de confianza para no sufrir riesgos.

4. ¡Ojo a las sobrecargas!

Si viajas con demasiada carga o peso ajusta la presión de los neumáticos. Comprueba cuál es la apropiada para estos casos en las indicaciones del fabricante del coche.

5. ¿Aún con neumáticos de invierno?

La recomendación pasa por utilizar, en cada estación, el neumático más apropiado. Si todavía circulas con neumáticos de invierno procura cambiarlos cuanto antes porque utilizarlos en verano puede aumentar la distancia de frenado hasta en un 30%.

Cuida tus neumáticos, ten en cuenta estas pautas básicas, usa :DriveSmart cada vez que te montes en el coche, y el verano irá… ¡sobre ruedas! 🙂

 

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