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Los usos y preferencias de los medios de transporte han cambiado, los desplazamientos han caído y el coche ha vuelto a recuperar protagonismo. Y pese a ello, existe un cambio de mentalidad en la sociedad: los ciudadanos son conscientes de que la movilidad debe ser sostenible y reclaman medidas que la potencien, tanto a nivel individual (con más espacios peatonales, así como para bicis y patinetes eléctricos) como en relación al transporte público.
El coche privado no puede ser el protagonista de las ciudades, por una cuestión de espacio y medio ambiente, por lo que la solución pasa por fórmulas de micromovilidad, más humildes y ligeras, como la bicicleta, el patinete o incluso la caminata a pie.
Desde los ayuntamientos saben que el momento para implementar nuevas políticas de movilidad es ahora. El reto consiste en añadir seguridad y sostenibilidad a la ecuación de la movilidad con dos premisas básicas: resolver los problemas de tráfico y aparcamiento y promover y facilitar los desplazamientos seguros y sostenibles.
La monitorización de la conducción permite hacer una radiografía de la movilidad diaria: la trayectoria (de dónde a dónde se desplazan los ciudadanos), cuándo (qué días y en qué franjas horarias), cuánto tiempo tardan en hacerlo y cuál es el motivo de sus desplazamientos (laborales, de ocio…), entre otros. De esta forma, se puede evaluar qué medios de transporte priorizar en cada zona o se ajustan más a las necesidades de los ciudadanos.
Además, permite ahondar en todas las dimensiones (velocidad, reacción ante los elementos del tráfico, aceleraciones, frenadas y giros…) de la movilidad a motor en la ciudad. Con ello, se pueden analizar las características y patrones de comportamiento de las zonas ciclables o infraestructuras que se desarrollan para otros fines, pero en las que se permite la circulación ciclista, por ejemplo. Asimismo, evaluar la conectividad, la adecuación de los giros al tipo de conducción o si la velocidad es la adecuada a la vía o la más segura para que convivan varias fórmulas de transporte como la bicicleta o el patinete.
También localizar patrones de riesgo, zonas con alta densidad de tráfico, rutas alternativas… Con mapas de calor y/o en tiempo real es posible pulsar la salud de la movilidad para identificar oportunidades y soluciones que hagan posible el cambio de forma eficiente y escalable.
El conocimiento del comportamiento del tráfico motorizado es la base para ejecutar planes de acción y gestión. En este sentido, DriveSmart ofrece la información necesaria para analizar la distribución y comportamiento del tráfico a motor. También, para evaluar su reacción ante los cambios y circunstancias, tanto climatológicas, como en las propias vías (desvíos, cambios de velocidad o sentidos de la circulación, señalización…)
El ciudadano es el protagonista de la ciudad. Reclama un cambio en la movilidad. Y lo quiere ahora. Analizar cómo, por qué, cuándo y para qué nos movemos cada día es el punto de inicio clave para identificar soluciones con las construir las ciudades que queremos. No hay tiempo que perder.
¿Sabes cómo puede ayudarte una tecnología de monitorización y análisis de la conducción como DriveSmart? ¿Estás buscando soluciones innovadoras de movilidad? Escríbenos a info@drive-smart y te daremos respuesta.
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