Entender cómo nos movemos, la clave

No hay comentarios todavía

El transporte es responsable de más del 30% de las emisiones de CO2 en Europa, de las que el 72% proviene del transporte por carretera. Además, la congestión en las zonas urbanas y sus alrededores cuesta en la actualidad casi 100.000 millones de euros al año, es decir, el uno por ciento del PIB de la UE. Son solo algunos datos que evidencian parte de las preocupaciones que plantea la movilidad. Por eso, la Semana Europea de la Movilidad (SEM) 2020, que se celebra del 16 al 22 de septiembre adopta como tema “Por una movilidad sin emisiones“, que refleja el objetivo ambicioso de lograr un continente climáticamente neutro para el año 2050. ¿Es posible?

¿Por qué muchas iniciativas de movilidad no funcionan?

Reducir las emisiones en la movilidad es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las administraciones y ayuntamientos, que buscan fórmulas con las que conseguirlo. Desde hace años se plantean y ponen en marcha iniciativas que no siempre alcanzan el éxito esperado. No funcionan. Pero, ¿por qué? Principalmente, porque no llegan a ofrecer soluciones reales a las necesidades de los ciudadanos. Así de fácil. Y de difícil.

Sobre el papel, parece sencillo: un ciudadano necesita moverse de un punto A a un punto B. “Solo” hay que conseguir que ese desplazamiento lo realice de la forma más eficiente posible. 

La realidad es que, detrás de ese desplazamiento de un ciudadano de un punto A a un punto B existe mucha información, para entender el contexto de ese trayecto. Para ello, hay decenas de preguntas a las que dar respuesta, en relación a:

  • Ese trayecto: ¿Ese desplazamiento lo repite cada día? ¿A qué horas? ¿De dónde a dónde? ¿Cuánto tarda? ¿Es un desplazamiento laboral o de ocio? ¿Lo hace solo o acompañado? ¿Varía su trayecto en función de la climatología? ¿Y de la estación del año? ¿Cuántos desplazamientos hace al día además de ese?
  • La zona: ¿Cómo es la infraestructura de la zona por la que se mueve? ¿Qué densidad de población tiene? ¿Y de tráfico? ¿Y el nivel socioeconómico del área? ¿Qué soluciones de movilidad cohabitan en la zona? ¿Es un área urbana o interurbana? ¿Qué intensidad de desplazamientos genera: de origen, de destino o de paso?
  • Ese ciudadano: ¿Cómo es ese ciudadano? ¿Le preocupa el medio ambiente? ¿O quizá su preferencia es la seguridad? ¿O lo que le interesa es llegar a su destino cuanto antes? ¿O de la forma más económica posible? ¿Dónde vive? ¿Por dónde se mueve? ¿Cuánto tiempo dedica a sus desplazamientos cada día? ¿Se mueve de la misma forma por la semana que el fin de semana? 

El análisis del comportamiento de los ciudadanos y los flujos de movilidad

Analizar al detalle cuál es el objeto, contexto y circunstancias de los desplazamientos que se producen en una ciudad es una de las soluciones que ofrece la tecnología DriveSmart. Especialistas en el análisis de datos, DriveSmart Technologies permite dar respuesta a todas las preguntas en torno a la movilidad, analizando los patrones de comportamiento y flujos de viajes que permiten detectar las necesidades de los ciudadanos de una urbe así como de la propia ciudad.

Encontrar respuestas a estas, entre muchas otras cuestiones, es el punto de partida para llevar a cabo iniciativas que conviertan la movilidad en segura y sostenible… Y funcional. Analizar qué necesitan y cómo utilizan y se mueven por la ciudad las personas es el principal punto de inicio con el que encontrar soluciones reales y proponer cambios en la movilidad que redunden en la seguridad, sociabilidad y sostenibilidad de las ciudades… Dando respuestas al ciudadano. Y a la ciudad. Esa es la clave.

Ciudades con iniciativas ambiciosas

En el marco de la Semana Europea de la Movilidad, se recogen las iniciativas de ciudades que se han propuesto un objetivo ambicioso: conseguir emisiones cero en el año 2030. Veamos los ejemplos de tres ciudades que, con sus propuestas, pretenden transformar sus urbes y la forma en la que sus ciudadanos se mueven para que su movilidad pueda llegar a ser sostenible y 100% eficiente:

Ámsterdam: Prioridad a bicicletas y peatones

Promociona el uso de la bicicleta y los desplazamientos a pie, a la vez que amplía los servicios de transporte público y la inversión en infraestructura de carga de vehículos eléctricos. En los últimos años, además, gran parte del centro histórico de la ciudad se ha hecho peatonal y se ha limitado el transporte de pasajeros en vehículo privado con lo que favorece la seguridad de ciclistas y peatones. Pensando en las personas que se desplazan para ir a trabajar, se les dirige a aparcamientos situados fuera del centro de la ciudad gracias a una política de aparcamientos que cubre toda la zona urbana.

Barcelona: Zona de bajas emisiones

La zona metropolitana de Barcelona tomó las primeras medidas para lograr una región urbana de emisiones cero estableciendo una zona de bajas emisiones (ZBE) más estricta que prohíbe la circulación de los vehículos más nocivos para el medio ambiente (norma Euro II o inferior) los días laborables, de 7 de la mañana a 8 de la tarde

Copenhague: Red de autopistas ciclistas

En Copenhague, los ciclistas disponen de una extensa red de carriles bici que incluso contará con «autopistas ciclistas» para facilitar sus desplazamientos de forma segura. Actualmente, cuenta con una red de 45 rutas ciclistas con una longitud total de 746 kilómetros y otros 400 kms de vías ciclistas.

 

De todas las iniciativas de movilidad que se ponen en marcha en ayuntamientos y ciudades… ¿Cuál creéis que es la que mejor está funcionando actualmente? ¿Hay alguna en marcha actualmente en vuestra ciudad? 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Buscar en nuestro blog

Histórico