Los 4 coches más feos de la saga Fast & Furious

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Como ya sabéis, hoy llega a la gran pantalla la séptima entrega de la saga más famosa de conducción, marcada por el fallecimiento de Paul Walker en pleno rodaje. El trágico accidente que sufrió uno de los protagonistas no ha impedido que la película finalizase su grabación, gracias en parte a sus dos hermanos, Caleb y Cody, que realizaron alguno de los últimos planos en los que aparecía el actor.

En esta nueva entrega veremos aún más chicas con poca ropa, aún más coches que vuelan y aún más testosterona y caballos. Aunque nos declaramos absolutos fans de la mayoría de los coches que han aparecido en estas 7 entregas, hoy ponemos el foco en cuatro que creemos que deberían haberse quedado en el garaje y no haber visto la luz del día. Ni de Hollywood tampoco, por supuesto.

 

El Volkswagen Touran, entre los coches más feos de Fast & Furious

1. El Volkswagen Touran de Twinkie

Aparece en The Fast and the Furious: Tokyo Drift, la tercera entrega de la saga, con Twinkie al volante. Intenta convertirse en un “homenaje” a Hulk, pero se queda en una mayúscula y verdosa horterada.

Una supuesta boca en la parte delantera, unas calculadas abolladuras en los laterales y un deleznable flequillo en la parte superior delantera provocan tomar espacio de distancia… pero no por miedo, sino más bien por vergüenza ajena.

 

El Honda S2000, entre los feos de Fast & Furious

2. El Honda S2000 de Suki

Aparece en 2 Fast 2 Furious, la segunda entrega de la saga, y es conducido por Suki. Sí: la mecánica del coche está cuidada al milímetro, ella es una excelente conductora con un enorme tanque de óxido nitroso en el maletero, pero lo que no se puede negar es que conduce una especie de Hello Kitty vitaminada.

Es todo un insulto para un mito como el S2000, ya no por el color que puede gustar más o menos, sino por la osadía de mezclar esa tapicería rosa chicle con los vinilos que tan poco le favorecen.

 

El Nissan Maxima, entre los feos de Fast & Furious

3. El Nissan Maxima de Vincent

La cuidada elección de los vehículos y el excelente trabajo de alguno de los mejores artistas del tunning a nivel mundial ha sido una de las piezas claves del éxito de la saga, pero con el Nissan Maxima que aparece en la primera entrega de Fast and Furious se quedaron a gusto: llantas planas y brillantes, que pasaron de moda más o menos en el mismo momento en que salieron, allá por los 80, a las que solo hacen sombra una especie de branquias en el capó junto con una maxi pegatina de un tiburón en los laterales. Una oda kitsch al mal gusto.

 

¿Un GT-R entre los feos de Fast & Furious?

4. El Nissan Skyline GT-R 34 de Brian O´Conner

A lo largo de la saga, han salido varios GT-R, pero hay uno de ellos que nos parece ofensivo: el Skyline del ’99 que aparece en la segunda parte de la saga. Un pedazo de motor de 505cv, un precioso escape de titanio pero ¡ay, amigo, vaya con el exterior!

Un cuestionable gris roba toda la elegancia y deportividad que el vehículo nipón lleva de serie, pero ya lo mata y remata con unos poligoneros leds azules en la parte inferior del coche. Un oprobio para los amantes de este clásico.

Si estáis deseando ir al cine para ver la última entrega de la saga que lo disfrutéis, pero no os olvidéis de que es la gran pantalla, y que en la carretera no vale hacer el fitipaldi, a respetar las normas y a llegar al cine de una pieza. En la realidad, ¡toca ser un conductor :DriveSmart tanto en Android como en iOS!

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