Despistes que se convierten en averías frecuentes en el coche

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Equivocarse al repostar, conducir de forma inestable, hacer caso omiso a los chivatos del cuadro eléctrico, olvidar las llaves y no llevar a cabo las revisiones recomendadas son los despistes más frecuentes de los conductores que terminan en avería.

Eso sí, casi todas estas averías no están cubiertas por las garantías ni los seguros mecánicos, así que… ¡presta atención a los consejos de :DriveSmart para que no te ocurran a ti!

1. “¿Es diésel o gasolina? ¿Le he echado gasolina o diésel?”

A todos nos ha ocurrido alguna vez que, por distracción o por uno de esos lapsus momentáneos que el ser humano sufre de vez en cuando (o muy a menudo, y nos hacen sentirnos, dicho sea de paso, los seres más estúpidos del planeta), hemos dudado sobre el tipo de combustible que utiliza nuestro coche. ¿Diésel o gasolina?

La duda se incrementa proporcionalmente si, además de elegir entre las opciones básicas, nos encontramos con las versiones “Premium” (más caras) de cada una. Sobre todo porque, en función de la gasolinera, el nombre de estas opciones más costosas, varía totalmente.

Por ello, no nos extraña la cifra: el 26% de las averías más comunes provocadas por un despiste se produce por equivocarse de combustible a la hora de repostar. El descuido puede salir muy caro: incluso más de 400 euros, en función de la reparación que necesite.

Foto real de coche con letrero para disfrutar de las averías

2. “No sé porqué se estropea… ¡Pero si no le he dado ningún golpe!”

Esta frase suele iniciar un gran número de visitas al taller. Concretamente, el 13% de los conductores que acuden por una incidencia con su coche no saben que su estilo de conducción puede ser la causa de múltiples anomalías en el coche.

No utilizar las marchas adecuadas, dar acelerones o frenazos bruscos afectan (y mucho) a los anclajes del motor y los soportes elásticos. En el caso de los motores de gasóleo, abusar de las bajas revoluciones puede provocar una acumulación de carbonillas en el sistema del escape.

3. “Uy, ¿y eso qué es? Bueno… ya se apagará”

¿A quién no le ha pasado nunca que un testigo del cuadro se enciende y después se apaga repentinamente? Eso sí, muchas veces se apaga porque el fallo que indica apaga el vehículo por precaución…

Dos de cada diez coches que entran en el taller para solucionar una incidencia han advertido al conductor del error a través de una señal luminosa en el cuadro eléctrico. Por ello, se debe tener en cuenta que, si un testigo se enciende, como mínimo se ha de prestar atención al código de colores: si es de color rojo, se debe parar el coche de forma inmediata puesto que señala una incidencia grave, mientra que si es naranja o amarillo, indica precaución. Hacer caso omiso de estos avisos suele conllevar averías importantes.

4. “Seguro que aguanta un poco más…”

Es la típica frase cuando se ha de llevar a cabo una revisión. ¿O no? Según el periodo de tiempo o la cantidad de kilómetros se debe realizar un mantenimiento o cambiar las piezas de desgaste, tal y como lo establecen cada uno de los fabricantes.

Además, acciones tan sencillas como revisar los niveles o la presión de los neumáticos así como prestar atención si se observa algún ruido extraño son claves para evitar averías.

Sin embargo, no todos los conductores seguimos estas recomendaciones al pie de la letra y la consecuencia se traduce en una visita al taller para 16 de cada 100 conductores. ¿Y tú, eres uno de ellos?

5. “¿Dónde están las llaves?”

Es un descuido común a todos los ámbitos de la vida. ¿Cuántas veces nos olvidamos las llaves de casa, del garaje, de la oficina… y del coche? Concretamente, en el caso de los conductores, afecta a 1 de cada 10. Con la llegada de los arranques sin llave el problema se ha agravado considerablemente puesto que, al no necesitar la llave para encender el coche es más común olvidarla dentro del vehículo.

Otros errores que también terminan en averías…

  • Tan arriesgado es utilizar aditivos no adecuados al coche como no añadir aditivos necesarios para su correcto funcionamiento. Ambas prácticas se traducen en un despiste que termina en avería en el 5% de los casos.
  • Utilizar indebidamente el punto muerto en paradas cortas en los coches automáticos, puesto que provoca desgastes en los elementos de tracción. En este tipo de vehículos, el punto muerto solo ha de utilizarse en paradas largas y nunca en los atascos, los semáforos, las señales de Stop o de Ceda el Paso.
  • En el caso dde los 4×4 que circulan habitualmente caminos se deben limpiar los elementos de refrigeración y calefacción, retirar el barro, las hojas y limpiar los filtros puesto que, de no hacerlo, se provocarán recalentamientos.

¿Y a ti, cuál ha sido el despiste con tu coche que te ha llevado directamente al taller? Cuéntanoslo en los comentarios. 🙂

 

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