La hora de oro, entre la vida y la muerte

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En cualquier sitio y a cualquier hora. Solo o acompañado. De día o de noche. Nadie lo desea pero todos estamos expuestos a sufrirlos. Hablamos de los accidentes de tráfico, que, según los informes policiales, se traducen, en forma de cifras, en la causa del fallecimiento de 1.903 personas y 10.444 heridos graves durante el año 2012 en nuestro país, 1.133 víctimas mortales durante el año 2013 y la primera causa de mortalidad entre los jóvenes de entre 15 y 24 años.

Pero, ¿cuál es el margen que puede convertir a un herido en una víctima mortal a causa de un accidente de tráfico? La respuesta se encuentra en la hora de oro.

La hora de oro

Su propio nombre sirve de preámbulo para anunciar un periodo de tiempo de vital importancia, literalmente. De vital importancia porque la hora de oro corresponde al espacio de tiempo que abarca desde el momento en el que una víctima ha sufrido un siniestro y la primera y/o la segunda hora posteriores al mismo. Se trata de una fase crucial para los heridos que han resultado dañados porque es en este segmento temporal cuando se produce el mayor índice de fallecimientos. Aproximadamente, un 75% de los casos y se deben, generalmente, a la obstrucción de la vía aérea o pérdidas de volumen de sangre circulante.

El origen del término de la hora de oro

El término ha sido acuñado por el Doctor Crowly, quien decía: “hay una hora de oro entre la vida y la muerte. Si estás gravemente lesionado, tienes menos de 60 minutos para sobrevivir. Puedes no morir entonces, pero lo puedes hacer tres días o dos semanas después, porque algo ha ocurrido en tu cuerpo que es irreparable”.

¿Qué podemos hacer?

La rapidez y un adecuado procedimiento en la atención sanitaria son las claves que permiten salvar un gran número de vidas. Todo lo que ocurre durante ese plazo de entre 60 y 120 minutos después del accidente puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Todo porque es en este espacio cuando se pueden originar lesiones irreparables que ocasionen el fallecimiento de la víctima, incluso en los días posteriores.

Por ello, las primeras personas que se encuentran con un accidente asumen un papel fundamental puesto que, a través de la obligación moral y solidaria del deber de socorro serán quienes pondrán en marcha el sistema para conseguir una asistencia sanitaria idónea. Saber cómo actuar correctamente es la clave para no poner en peligro la vida de los heridos e, incluso, la del propio auxiliador. Su principal misión es avisar a los servicios de emergencia (a través del 112) y apoyar a las víctimas a través de la regla P.A.S, que señala por orden la actuación lógica que ha llevar a cabo: proteger, avisar y socorrer.

Proteger, avisar y socorrer

De esta manera, lo primero que se deberá hacer es preservar el lugar del siniestro para evitar nuevos riesgos para las víctimas. El segundo paso será el de avisar a los servicios de emergencia a través de una llamada al 112. La tercera pauta básica, la de socorrer, se centrará en procurar no mover a los heridos (salvo en casos en los que pueda peligrar su vida de no hacerlo) y realizar una valoración inicial de consciencia, respiración y circulación para detectar si su vida se encuentra en peligro inminente.

Si necesitas ayuda, recuerda que puedes usar el botón de llamada de Asistencia de tu app :DriveSmart para ponerte en contacto con los servicios de asistencia en carretera de tu aseguradora en caso de emergencia en la carretera.

 

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