Si un conductor avisa a un amigo de un control que ha visto o por el que ha pasado… ¿infringe la ley? ¿Podría enfrentarse a una sanción? Y en el caso de las apps que informan sobre los controles de policía (sobre todo, de velocidad y alcoholemia), ¿son legales?
El conductor que avisa a otro acerca de un control que ha visto no infringe ningún supuesto legal. Ni sería sancionable en ningún caso.
En realidad, estos actos son una evolución de las antiguas ráfagas o destellos de luz que, en un lenguaje no verbal, pactado sin pactar y totalmente intuitivo, se emitían entre conductores. Cuando uno de ellos había pasado por un punto de control policial, avisaba a los vehículos que circulaban en dirección al mismo para que aminoraran la velocidad. Esta práctica fue el motivo por el que se introdujo en el Reglamento General de Circulación y en la Ley de Seguridad Vial un artículo para poder sancionar estas acciones al volante.
¿Y las apps que informan de controles en carretera?
Hoy en día, con el avance de las nuevas tecnologías se han sustituido los antiguos destellos de luces por avisos a través de otros medios (llamadas telefónicas, Whatsapp…). La premisa es básica: mientras un conductor avise a otro de un control porque lo ha visto o ha pasado por él se considera una acción totalmente lícita. Como consecuencia de lo mencionado y tras estas evoluciones tecnológicas llegamos a las apps, que en realidad tampoco infringen ningún precepto legal actualmente, a no ser que la información que muestre (la situación de un control, en este caso) sea, en realidad, una revelación de secreto profesional. Es decir, será legal siempre que los usuarios avisen de un control cuando lo hayan visto y no lo será si han accedido a dicha información de forma ilícita.
Sin embargo, en muchas ocasiones la polémica que suscita esta información en las aplicaciones se basa en los posibles perjuicios que pueden acarrear. La publicación de las ubicaciones exactas e instantáneas de los controles en estas apps, amparadas bajo la legalidad, pueden llegar a convertirse en un grave problema de seguridad puesto que «ayuda» y «anima» a que conduzca gente que no está en condiciones de hacerlo y, además, puede suponer una valiosa herramienta para delincuentes y un perjuicio en contra de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
Sí se debe destacar que la inmensa mayoría de los usuarios de estas apps no actúa con un fin delictivo ni con el de facilitar su comisión; pero pese a ello, no se debe olvidar que los datos de los controles que suministran a la gran red pueden ser aprovechados por delincuentes de todo tipo e incluso por bandas terroristas.
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