“Vamos a compartir un viaje”. Retomo esta frase con la que, hace ocho años, comenzaba las conferencias de Mañana lo dejo porque aquí y ahora iniciamos un camino en el que lo importante no soy yo, mis palabras o :DriveSmart. Lo único importante aquí sois vosotros: VOSOTROS.
Por eso, con vuestro permiso, para arrancar hoy me gustaría recorrer un par de capítulos que exploraba en esas conferencias. En ellas decía que mi pasado era un viaje que iba del éxito al fracaso pasando por el aprendizaje. La reflexión final la desvelaré al término de este post. Un poco de paciencia…
De uno, de todos
En las jornadas explicaba a los chavales que cuando empecé a jugar a waterpolo quería triunfar. Me acostaba por la noche y soñaba con ser el mejor. Aunque el waterpolo es un deporte de equipo, yo, a nivel individual, tenía ese sueño. Pero no todo es soñar: hay que poner mucho de parte de uno y de parte de todos.
En ese equipo tan grande teníamos que practicar y entrenar muchísimas horas. Lo hacíamos sin peros, por dos razones: porque nos gustaba lo que estábamos aprendiendo y porque conseguíamos demostrar que el esfuerzo merecía la pena.
Sin embargo, el éxito terminó como ya sabéis. Solía decir que estaba en la cresta de la ola, pero me quitaron la ola y me pegué una leche: una leche enorme. ¿Por qué? Por irresponsabilidad, por no ser consciente de los riesgos…
Portarse bien: cuestión de uno, cuestión de todos
En esas conferencias compartía mi experiencia con los chicos y quería ser un estímulo para que ellos aprendieran de los errores que yo había cometido. Quería demostrarles que “portarse bien” es posible y, aunque conlleva esfuerzos, merece la pena. Siempre merece la pena.
Sin embargo, “portarse bien” no es solo una cuestión de chavales. Y tampoco se extiende solo a la familia, el trabajo o los estudios. Portarse bien debe ser un compromiso de todos. Y de cada uno. Como decía hace casi diez años, “hay que poner mucho de parte de uno y de parte de todos”.
Al igual que en el equipo de waterpolo, en la vida toca entrenar y esforzarse día a día. No soñar con ser el mejor, serlo. Sin peros y por muchas razones, entre las que destacaré las mismas que entonces: porque hemos de aprender para mejorar y porque así conseguiremos demostrar que el esfuerzo merece la pena.
Portarse bien al volante: uno + uno = todos
En la carretera sucede lo mismo. Todos nos consideramos buenos conductores. Todos. Pero si nos preguntan cómo conducen los demás no somos tan tajantes. Ni tan positivos.
“Portarse bien” al volante debe ser un compromiso de todos los conductores. De nuevo, una frase resume la solución: “hay que poner mucho de parte de uno y de parte de todos”.
Muchos de vosotros no sois adolescentes y no jugáis al waterpolo, pero sí sois parte de un equipo muy grande: el de los conductores. Sabéis conducir, lo sé, pero ha llegado la hora de entrenar y esforzarse. No soñar con ser el mejor, serlo. ¿Por qué? Sobre todo, porque demostraremos que el esfuerzo merece la pena. Si conseguimos, entre todos, evitar una víctima de accidente de tráfico, sin duda, habrá merecido la pena.
En mi viaje del éxito al fracaso y tras años de aprendizaje, llegué a la reflexión de que en cada situación de mi vida yo puedo decidir cómo actuar. Vosotros también podéis hacerlo, así que, casi una década después de aquellas conferencias, cierro este primer encuentro en nuestro rincón diciéndoos: “Os estoy mirando. Ahora os toca a vosotros hacerlo mejor”.
Pedro García Aguado
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