Gasolineras low cost: ¿una amenaza para los conductores?

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Las gasolineras low cost o desatendidas llevan años en Europa, pero en España no habían calado hasta hace muy poco tiempo. La crisis ha provocado la llegada de múltiples negocios que hasta ahora no conocíamos, y uno de ellos han sido las gasolineras sin personal, con un precio sensiblemente inferior como principal argumento.

En :DriveSmart nos preguntamos cómo convierten la bajada de precios del combustible en negocio y, por lo tanto, consiguen ganar dinero. ¡Os desvelamos todas las claves!

Ni un céntimo en sueldos

Sin personal al que pagar, una gran parte del beneficio no se ve comprometido por el abono de nóminas, impuestos, finiquitos y más gastos propios de la contratación de un equipo humano. Por lo tanto, también se evitan los permisos por maternidad, las bajas por enfermedad… mientras que las máquinas solo piden luz y un poco de mantenimiento.

Sin empleados, no existe el servicio al cliente. Sí, supuestamente hay asistencia telemática, ¿pero sirve realmente si se queda atascada la tarjeta, si se desea poner una hoja de reclamaciones o si una persona con movilidad reducida que necesita ayuda?

Ni un solo servicio añadido

Ni baños, ni la posibilidad de comprar una botella de agua, ni la opción de poder comprobar la presión de los neumáticos. Todos los servicios se resumen en un único servicio: el de repostar combustible. Sin más.

Por lo tanto, es ideal para ir de viaje: La parada para repostar suele aprovecharse para ir al baño, tomar algo… Ante este tipo de gasolineras, siempre queda la opción de buscar un bar, parar dos veces, parar tres veces (si las dos anteriores son low cost)… ¿Qué demonios es una estación de servicio sin servicio? Un oxímoron, desde luego.

24 horas, 365 días al año

Todo esto, junto al hecho de que están disponibles 24h al día y 365 días al año, y el enorme margen de beneficio que siguen manejando las petroleras convierten a las gasolineras low en una mina de rentabilidad…

Los peros: vandalismo, robos…

Sí, son rentables, fáciles de gestionar, con un sencillo y mínimo mantenimiento… Pero, también tienen peros. Los principales se centran en los robos y el vandalismo, ya que al no estar vigiladas ni disponer más que de un sistema de alarma, son blancos fáciles para los amigos de lo ajeno, especialmente en aquellas zonas más alejadas de los núcleos urbanos.

¿Y su compromiso con la seguridad vial?

En materia relacionada con seguridad vial, sobre todo las que están situadas en carretera, el compromiso es más que cuestionable. Al carecer de cualquier servicio que no sea el del propio repostaje, no cuentan con áreas de descanso para los conductores, ni permiten tomar un café o un refresco o algo de comer. Insistimos: ni siquiera un baño. Mejor ni hablamos de los casos en los que se necesiten unas cadenas para el coche o pedir indicaciones acerca de qué carretera seguir…

Y sí, desde luego no nos podemos olvidar de que generan desempleo, pero claro, ya lleva años generándose, ¿cuándo es la última vez que alguien te echó gasolina? ¿Acaso en los supermercados no hay cajas en las que tú mismo te cobras y pagas?

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