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Primer día de la pretemporada. Jornada de ensayos. Expectación máxima ante el debut de Fernando Alonso con McLaren. En total, 20.000 espectadores en las gradas del circuito de Jerez. Y cientos de miles al otro lado del televisor. Y “sorpresa” mayúscula…
Pese a que el piloto asturiano se presentaba en el trazado a las 8:30 de la mañana, tenía que esperar casi dos horas para estrenar su McLaren. Arrancaba de esta forma su decimocuarto proyecto en la Fórmula 1. El porqué se encontraba en el estado de la pista jerezana que, congelada, se prestaba más para hacer patinaje (sobre hielo) que para exprimir al nuevo y efímero motor Honda.
Sin embargo, en el día de ayer no solo decepcionó la espera. Tras ella, Alonso se vistió, se subió a su flamante coche, realizó seis vueltas al circuito andaluz y se quedó tirado por rotura del motor (unidad de potencia, que lo llaman ahora) japonés o, como señalaba Éric Boullier, director deportivo de McLaren, “problemas eléctricos”, literalmente.
Por decirlo en clave de humor, el asturiano se bajó del monoplaza, se fue a tomar el aperitivo, decidió quedarse a comer, acabó con el postre, disfrutó de la sobremesa y cuando volvió al circuito se encontró con que el Mercedes de Rosberg seguía rodando en pista. Para ser exactos, el piloto alemán completó 157 vueltas en total y consiguió el tercer mejor registro hasta arriba de gasolina.
Y para colmo… ¿Quién hizo el mejor tiempo en el trazado gaditano? Su denostado Ferrari con su archirrival Sebastián Vettel al volante. El alemán terminó con 90 vueltas y el mejor registro de la jornada. Pese a todo, el piloto quiso poner tranquilidad a través de Twitter.
Fernando señalaba en el tuit que esta ha sido la “primera página” para hacer historia. Mientras que los aficionados prefieren pasar página y que la historia de ayer del visto y no visto (y no por la velocidad) no se repita…
¡Cruzamos los dedos!
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