Los efectos de las drogas al volante
17/07/2014 por DriveSmart
No te vamos a contar que las drogas son peligrosas, que crean adicción y que consumirlas puede destrozarle la vida a cualquiera. Ya lo sabes. Lo has leído y oído cientos de veces. Seguro.
Casi todo sobre las drogas, menos…
Existen numerosos estudios relacionados con el perfil que consume cada una de ellas, informes acerca de cuáles son las más populares o en cuáles aumenta o disminuye la demanda en función de la crisis… Quien quiere puede saber todo lo relacionado con las drogas. Incluso, cómo se consume cada una de ellas. Y cómo se distribuyen. Y cómo se adulteran. Y cuánto cuestan. Y dónde conseguirlas.
Sin embargo, lo que muy pocos suelen conocer (porque muy pocos lo suelen contar) son los efectos concretos que provocan las drogas en quien las consume. Te invitamos a acompañarnos en este recorrido por los efectos que producen el cannabis, la cocaína, el éxtasis, el LSD y las anfetaminas en un conductor al volante. Aviso a navegantes: el viaje no será muy agradable…
Conducir bajo los efectos del cannabis…
- Cambia la percepción del entorno. Por ejemplo, se modifica la visión de los colores.
Altera la percepción del tiempo y del espacio, por lo que el conductor puede tener problemas para calcular las distancias.
- Origina una pérdida de la capacidad de concentración, lo que aumenta las posibilidades de sufrir distracciones al volante.
- Aumenta el tiempo de reacción. Con ello incrementa también la distancia que recorre el coche antes de poder detenerse en caso de emergencia.
- Provoca una sensación de relajación y puede producir una gran somnolencia al volante.
Conducir bajo los efectos de la cocaína…
- Altera el comportamiento: se vuelve impulsivo, competitivo, e incluso agresivo, con los demás conductores. Este cambio suele conllevar graves errores al volante.
- Induce a la sobrevaloración de las propias capacidades al volante y de asumir un nivel mayor de riesgo.
- Produce una conducción más peligrosa, con la que se cometen más infracciones de tráfico.
- Altera la percepción del entorno de tráfico.
- Disminuye la capacidad de concentración, por lo que es más fácil sufrir una distracción.
- Provoca sueño repentino en ocasiones.
- Multiplica el riesgo de accidente si se consume con alcohol más que con cualquiera de estas otras sustancias por separado.
Conducir bajo los efectos del éxtasis (MDMA)…
- Produce ilusiones ópticas. Por ejemplo, flashes en la periferia del campo visual, que pueden provocar la realización de maniobras evasivas peligrosas.
- Aumenta la sensibilidad a la luz y por tanto, aumenta la posibilidad de sufrir deslumbramientos o episodios de visión borrosa.
- Disminuye la atención y la capacidad de concentración en el tráfico, lo que puede provocar un accidente por distracción.
- Deriva en un comportamiento impredecible, con la posibilidad de provocar episodios de depresión o ansiedad, muy peligrosos durante la conducción.
- Origina un periodo de agotamiento físico y mental, tras los efectos inmediatos del consumo
- Provoca la vivencia de flashbacks al volante. Es decir, episodios en los que se vuelven a sentir los efectos de la droga varias horas después de que deje de producir efectos.
Conducir bajo los efectos del LSD…
- Origina distorsiones en la percepción, llegando a provocar, incluso, alucinaciones, con las que el comportamiento en carretera resulte incomprensible (y, sobre todo, peligroso) para el resto de conductores.
- Causa alteraciones emocionales que pueden producir una reacción agresiva al volante. También puede ocasionar ansiedad, incluso pánico, durante la conducción. Este tipo de efectos pueden prolongarse hasta unas 10 ó 12 horas y reaparecer durante ese periodo de forma imprevisible.
- Produce flashbacks al volante, es decir periodos en los que vuelven a aparecer por sorpresa los efectos de la droga.
Conducir bajo los efectos de las anfetaminas…
- Provoca una sensación de euforia y excitación, que se traduce en un comportamiento impaciente o impulsivo, por lo que es más probable cometer graves errores al volante.
- Origina reacciones violentas y/o inexplicables y, por lo tanto, incomprensible para los demás conductores.
- Causa una sobrevaloración de las propias capacidades, por lo que se aumenta el nivel de riesgo en la forma de conducir.
- Puede producir movimientos repetitivos y estereotipados que limiten la movilidad.
- Disminuye la sensación de fatiga, pudiendo llegar incluso a experimentar un agotamiento agudo que puede provocar graves consecuencias tanto para la salud como para la seguridad en el tráfico.
- Retrasa la aparición del sueño y puede causar un efecto rebote, tras varias horas, que origine una irresistible necesidad de dormir.
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