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Después de un día duro de trabajo, llegas a casa. Enciendes la tele y… ¡Sorpresa! Están manchando la imagen pública de los coches diésel. Ya hay ciudades en las que no puedes circular por el centro. Tú no tienes un coche eléctrico y claro… Estas noticias sólo consiguen que te agobies más que Pinocho en un incendio.
Sí, es un hecho. La demonización del diésel se ha instalado en nuestro día a día. Y lo hace para quedarse. Pero… ¿es tan real como dicen? ¿Qué es eso que nadie cuenta sobre los nuevos vehículos eléctricos?
Es evidente que representan una alternativa real de movilidad. Pero no son tan limpios como los pintan. Y es que los focos se ponen en las emisiones directas del coche. Pero nadie para a pensar en el antes y el después del coche eléctrico. En el proceso de fabricación de estos vehículos entra en acción una maquinaria específica que emite grandes cantidades de CO2. Y ya no sólo en esta fase, también la de reciclado de los mismos.
Los residuos referentes a la producción de electricidad es otro de los puntos a destacar. Aunque quizás lo que más nos debe chocar no es esto. Es el severo impacto medioambiental que producen el cobalto y el litio. Son dos compuestos de las baterías. Y después de su vida útil, constituyen un serio problema de cara a su reciclaje.
Existe controversia a la hora de sentenciar si nos tenemos que rascar más el bolsillo con un coche eléctrico o con uno de combustión. Pero nosotros nos vamos a ceñir a algo que no es dinero, pero que es oro: el tiempo. En el mejor de los casos, cargar totalmente la batería eléctrica te llevará… ¡1 hora y media!
Así que olvídate de ir con el tiempo justo y sin batería. Es cierto que existe la opción de realizar una carga parcial, pero también es una verdad irrefutable que con esa práctica la vida útil de la batería irá disminuyendo considerablemente.
Si salimos fuera de España y miramos que hacen otros países, igual nos llevamos alguna sorpresa. Es el caso de Japón. Allí se está potenciando la adquisición de coches diésel. Sí, no te estamos tomando el pelo… ¿Y sabes por qué? Coge aire… (redoble de tambores)… ¡Porque allí son considerados vehículos ecológicos!
En el país nipón comenzaron por hacer campaña para erradicar el diésel en 1992. Y consiguieron bajar el porcentaje de este tipo de coches de un 20% a un 1%. Tanto fue que el monte Fuji pasó de estar siempre nublado a verse perfectamente. Ahora los motores diésel están en pleno apogeo. Tienen hasta subvenciones para adquirirlos y descuentos sobre el impuesto de circulación. Y todo porque ahora estos motores de combustión emiten un 90% menos de partículas nocivas que hace 15 años.
Lo que queda claro es que nada es o blanco o negro. Todo depende del lado por donde se mire. Aquí queremos exterminar los coches de combustión por su número de emisiones. Y en un período de pocos años. En cambio, Japón, ve ahora el diésel como un ‘mal menor’. Y busca incentivar su compra por las mejoras que han ido introduciendo en los motores con el paso de los años.
Verdades a medias, destacar lo que interesa y silenciar lo que no… Son las tres claves que envuelven la demonización de los coches diésel. Pero, ¿y tú qué opinas? ¿Te quedas con la filosofía europea? ¿O estás más de acuerdo con el planteamiento japonés? Cuéntanoslo, que estamos deseando conocer tu punto de vista.
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