Se abre la veda a la caza mayor. Arranca la montería… Aunque, en este caso, la batida no tiene lugar entre árboles, arbustos y matas. Las presas no son los jabalíes, lobos o ciervos. Y los cartuchos no son de escopeta.
Se abre la veda a las especies «protegidas» (hasta ahora) de las monterías populares. Se abre la veda a las furgonetas, los camiones y los autobuses. Y para ello, arrancan las batidas en pleno asfalto a través de dos viejas técnicas conocidas entre los cazadores. El rececho y el aguardo.
Cazadores de aguardo: ¿radares inteligentes?
Para quienes no conozcan el argot de la caza. La técnica del aguardo es aquella en la que el cazador espera apostado en un lugar a que la pieza acuda espontáneamente. Es decir, lo que aplicado al pavimento podríamos ejemplificar con los radares de carretera.
Hasta ahora, los radares únicamente saltaban cuando los coches superaban la velocidad máxima de la vía sin diferenciar el tipo de vehículo. Cabe recordar que las furgonetas, camiones y autobuses tienen sus propios límites de velocidad, que son inferiores.
Hasta ahora. Porque la Dirección General de Tráfico (DGT) ultima la operativa que permitirá a los radares de la red interurbana, tanto fijos como móviles, «diferenciar el tipo de vehículo a la vez que miden la velocidad», ha asegurado la directora general de Tráfico, María Seguí.
Según ha explicado Seguí, el Reglamento de Circulación habla de diferentes velocidades máximas dependiendo del vehículo. Y «lo que no estaba perfilado era que el radar pudiera medir la velocidad y discriminar el tipo de vehículo de manera automatizada». El proyecto «está prácticamente acabado», según señala la directora de Tráfico, «con la equidad, fidelidad y la justicia social que el sistema automotizado permite». Y hará posible «reconocer a un vehiculo concreto que debería estar circulando más lento«.
100 km/h en autopistas y autovías, la velocidad máxima
El actual Reglamento General de Circulación, indica que la velocidad máxima para autobuses, vehículos derivados de turismo y vehículos mixtos adaptables es de 100 km/h en autopistas y autovías. Y de 90 km/h para camiones, vehículos articulados, tractocamiones, furgones y automóviles con remolque de hasta 750 kilogramos (120 km/h para los turismos).
90 km/h, el límite en otras vías interurbanas
En las carreteras convencionales con arcén pavimentado de al menos 1,5 metros de anchura o con más de un carril para alguno de los sentidos de circulación, la velocidad máxima permitida es de 90 km/h para autobuses, vehículos derivados de turismo y vehículos mixtos adaptables, y 80 km/h para camiones, tractocamiones, furgones, vehículos articulados y automóviles con remolque (100 km/h para los automóviles).
En el resto de vías interurbanas, el límite está fijado en 80 km/h para autobuses y furgonetas, y 70 km/h para camiones, furgones, vehículos articulados y automóviles con remolque (90 km/h para turismos).
La caza de rececho: ITV en carretera
El cazador que busca la pieza a pie de bosque. Así funciona el rececho y así se podrían definir las nuevas «ITV en carretera» que debutarán este año en nuestro país. María Seguí ha adelantado que los agentes de Tráfico de la Guardia Civil serán los encargados de efectuarlas para comprobar el estado de los camiones y furgonetas, así como sus neumáticos y la carga. Lo harán gracias a un vehículo dotado del material necesario para llevar a cabo «una inspección técnica más allá de la inspección visual que los agentes de tráfico realizan normalmente».
Objetivo: reducir la siniestralidad
Para disminuir el número de accidentes de tráfico de este tipo de vehículos, a las ITV en carretera se añadirá un sistema por el que la DGT identificará a los conductores profesionales que infringen la ley de tráfico «de manera repetida» para trasladar esa información a la Dirección General de Transporte Terrestre y que ésta realice la inspección oportuna a la empresa y al conductor, algo que puede incurrir en la pérdida de honorabilidad de la empresa a la hora de trabajar en el mercado.
Además, Seguí ha señalado que la DGT trabaja en la idea de fomentar el trasvase del tráfico de furgonetas y camiones a las autopistas y las autovías «mejor dotadas». El ejemplo que ha utilizado es el de las intervenciones realizadas en Cataluña con la N-II y en Castellón con la N-240. En ellas se ha obligado al tráfico pesado a circular por las vías de alta capacidad en vez de usar estas carreteras nacionales, lo que se ha traducido en una reducción de los accidentes.
¿Qué os parece? ¿Es lo justo que se equiparen este tipo de vehículos a los turismos? Y más después de incrementarse las cifras de siniestralidad en furgonetas, camiones y autobuses…
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